EL REGALO
-Cuento de acción y sangre de Roberto D.-
Como todos los viernes, fui a visitar al señor Sánchez, un antiguo amigo de mi abuela, un hombre muy gordo de cejas gruesas, con una verruga en el lado izquierdo de la cara y cráneo asimétrico. Tiene una fascinación por los objetos raros. Si el narrador de esta historia fuera un científico, diría que el señor Sánchez posee las características naturales de un criminal; si la historia la relatara una señorita, juzgaría que es feo y morboso.
Por suerte, el narrador no es una señorita y mucho menos un científico. Tampoco tiene la necesidad de juzgar al señor Sánchez.
Eran las cuatro de la tarde. Me encontraba frente a la enorme puerta de su casa. Golpeé tres veces. Después de cinco minutos me abrió la puerta y dijo:
-Hola, muchacho. Sigue, sigue.
Entré y me senté en un sillón muy amplio que se encontraba entre anaqueles repletos de libros. Con lentitud, el señor Sánchez caminó hasta un escritorio muy raro, evidentemente antiguo. Abrió un cajón, sacó unos apestosos guantes de caucho rojo y tres páginas manchadas de sangre. Me dijo:
-Estas son las palabras de un incomprendido
Tomé los papeles y los leí. Esto es lo que contenían:
“esperé hasta que las luces se apagaran, camine con cuidado, saque de mi mochila un martillo y rompi la ventana, al instante salio un hombre y le parti la frente de un martillaso.
detras de el salio una mujer gritando su nombre, la mire y le dije que su esposo estaba muerto, lanso un grito. le rompi los dientes con mi martillo.
Entre en la casa, abri la puerta de un cuarto y vi a una niña que rezaba y le grite: Dame joyas y dinero. Me grito: no, no te las dare, asesino.
Observe a la criatura con admirasion, no podia creer como un ser tan pequeño queria desafiarme. asi que le parti la cabeza con la llave inglesa.
Guarde mis herramientas y Sali de la casa.
Estaba sentado en el bus, frente a mi se encontraba una mujer que tenia unas tetotas y una cara de perra, me baje detras de ella, la seguia con mucho cuidado. cruzo un pequeño parque y entro a su casa.
La miraba detras de un arbol, espere un rato y timbre. salio en pijama , le dije que iba a areglar el lavabo de la cocina. ahi me baje los pantalones y le pregunte que podia hacer con mi aparato
No me respondio, estaba muy asustada asi que le desfigure la cara a martillasos.
me desperte con mucha hambre, sali a caminar y me encontre con un niño que lustraba zapatos, le dije que me acompañe, que en mi casa tenia unas botitas que podia limpiar, que le daria algo de comer.
ya en la casa, le agarre del pescueso hasta ahogarle, le lance sobre la cama y le corte las tetillas y me las metí a la boca. eran muy blanditas , despues le corte las nalgas y la cocine en mi olla de precion, sí, era verdad, la carne de niño es muy sabrosa. me demore dos semanas en terminarla.
Señores: me entregue para ser recordado y para que entiendan”
Después de leer, surgieron en mí muchas dudas. Levanté la cabeza y pregunté al señor Sánchez.
- ¿Qué pasó con él?
- Al final, se cortó la yugular. Creo que prefirió matarse antes de que lo asesinaran en prisión.
- ¿Y esos guantes?
- Los llevaba puestos cuando mataba a sus víctimas.
-¿Los va a guardar?
-Pensaba conservarlos, pero, como te noto interesado, y te tengo mucho cariño, te los regalo.
Tomé los guantes, agradecí al señor Sánchez y salí de su casa.
Desde entonces, cada vez que me los pongo, siento que una membrana de luminosa maldad se extiende lentamente por mi cuerpo.
Lo de cuentos retorcidos de crimen y enfermedad mental es una etiqueta muy evidente.
ResponderEliminarEl cuento está muy bueno.