martes, 10 de agosto de 2010

Batman under the red hood


Directo al punto: Batman es uno de los pocos superhéroes (o quizá el único) que merece la pena como tal. Su profundidad psicológica va más allá de la idea del Bien como imperativo absoluto. Sus actos rozan peligrosamente el ámbito de la maldad. Es como si estuviera siempre a un paso de ser un villano, como si entendiera que la única forma de enfrentarte a un enemigo es terminar pareciéndote un poco a él.

En Batman under the red hood debe enfrentarse a un personaje que elimina a unos criminales y pacta con otros. Se plantea el dilema: la lucha entre el bien y el mal puede ser virtualmente infinita si se mantienen como absolutos a estas dos posturas, pero ¿qué ocurriría si el bien traspasara su campo y jugara también con las reglas de su oponente?

A diferencia de otros superhéroes, Batman parece encarnar la frase de Nietzsche que dice que cuando miramos en el abismo, éste también mira en nosotros. El hombre murciélago lleva esa huella y camina siempre en la frontera.

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